Mejorar la resiliencia ante los choques y tensiones
En 2011, los desastres naturales afectaron a más de 244 millones personas, mataron a casi 30 770 y causaron daños por 366 mil millones de dólares. Además, en 2011 enfrentamos la primera hambruna del siglo XXI en el Cuerno de África. Parece que la frecuencia de los riesgos naturales y los riesgos causados por la humanidad aumentará en las próximas décadas y los choques y tensiones afectarán a una gran cantidad de personas en todo el mundo. Un mayor cambio climático está ya sucediendo, lo que aumenta el riesgo de desastres relacionados con el clima.
El impacto del cambio climático conduce a un mayor riesgo de malnutrición e inseguridad de los medios de vida, particularmente entre las personas más vulnerables y pobres.
Un choque climático se define como un “evento súbito que impacta la vulnerabilidad de un sistema y sus componentes.” En el caso de riesgos de inicio lento es “cuando un evento sobrepasa su punto de inflexión y se torna en un evento extremo.” La tensión es una “tendencia a largo plazo que debilita el potencial de un sistema dado y aumenta la vulnerabilidad de quien actúa en él”.
El impacto de los choques y tensiones a nivel de las comunidades depende de la intensidad del riesgo, combinado con la vulnerabilidad y la capacidad que tengan los afectados para hacerles frente.
RIESGO = PELIGRO x VULNERABILIDAD Y CAPACIDAD
La reducción del riesgo de desastre (DRR, por sus siglas en inglés) tiene el objetivo de minimizar o evitar las pérdidas causadas por los riesgos naturales y causados por el hombre, a través de medidas de preparación, mitigación y prevención, a la vez que se trabaja en la construcción de resiliencia.
La adaptación al cambio climático (ACC) tiene como objetivo desarrollar acciones para hacer frente, desarrollar o aprovechar los cambios climáticos. La adaptación es un proceso que implica múltiples partes interesadas en diferentes niveles, que involucra a varios sectores de intervención, y que requiere análisis de choques y tensiones del clima de las exposiciones actuales y futuras.
Con desastres naturales que afectan a más personas que nunca y un número que aumenta proporcionalmente de víctimas civiles que padecen el conflicto violento, Acción contra el Hambre continúa con el compromiso de responder a las crisis humanitarias.
Acción contra el Hambre adopta un acercamiento de doble enfoque para responder a la crisis humanitaria. Este doble enfoque se centra en:
Atender las necesidades urgentes de los afectados por desastres.
Crear una estrategia a través de la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático.
Es importante señalar que los acercamientos no están disociados uno del otro. Construir resiliencia ante el desastre de los individuos, hogares y comunidades requiere de una interacción simultánea para cubrir tanto las necesidades urgentes que surgen por los choques, como también las necesidades permanentes con un enfoque a las causas estructuras de las vulnerabilidades.
Adicionalmente, estos enfoques paralelos contribuyen a fortalecer la resiliencia de las poblaciones amenazadas a través del desarrollo de sus capacidades tanto a nivel institucional como a nivel comunitario.

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