Conflicto y Hambre
Mundialmente, el hambre y la desnutrición están aumentando. La ONU estimó recientemente que el número de mujeres, hombres, niños y niñas con desnutrición en el mundo alcanzó un estimado de 821 millones en 2017. La ONU ha señalado los conflictos y la inseguridad, junto con el cambio climático, como las principales razones para el giro reciente de la tendencia de declive a largo plazo en el hambre mundial.
En 2017, el conflicto y los problemas de seguridad fueron las principales causas de la inseguridad alimentaria en 18 países. En ese año, veinte millones de personas en cuatro países –Sudán del Sur, Somalia, Yemen y Noreste de Nigeria– se enfrentaron a la hambruna, en gran parte provocada por el conflicto. En la memoria reciente, no se había visto una crisis de esta escala. Si bien en cierta medida la severidad del riesgo de hambruna ha disminuido, la prevalencia de la desnutrición ha aumentado en todo el mundo.
El número de niños y niñas menores de cinco años en países afectados por el conflicto que se estima que necesitan recibir tratamiento para la desnutrición que pone en riesgo la vida ha aumentado en casi un 20 % desde 2016 a 4 500 000. Más de medio millón de niños y niñas en zonas de conflicto podrían morir de hambre antes de que termine el año. La malnutrición no es solamente una amenaza directa para la vida, sino que también debilita el sistema inmunológico de los niños y niñas, volviéndolos así vulnerables a enfermedades mortales, como el cólera y la neumonía. Cuando sobreviven, los efectos de la malnutrición pueden durar toda la vida y afectar el desarrollo físico y cognitivo. También se ha demostrado que la malnutrición limita la actividad económica y la movilidad social, lo que agrava el patrón de pobreza.
En mayo de 2018, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 2417. Ésta condena que se cause la inanición de civiles como método de guerra y la negación ilegal del acceso humanitario a las poblaciones civiles, lo cual priva a las personas de medios esenciales de supervivencia. La resolución también reconoce que las personas pueden ser desplazadas por la fuerza por la inseguridad alimentaria provocada por el conflicto armado y las violaciones del derecho internacional. El consenso en apoyo de la Resolución 2417 es un reconocimiento importante por parte de los gobiernos y la ONU respecto a la necesidad de actuar.
Para romper el ciclo, el hambre debe convertirse en la línea roja para la comunidad internacional en la gestión de hostilidades. Necesitamos mejorar la alerta temprana y la respuesta al uso de inanición como arma de guerra; priorizar la seguridad alimentaria y los medios de vida; y minimizar el impacto de las respuestas de seguridad al conflicto en los medios de vida y el acceso a los alimentos. También debemos contribuir de manera efectiva y sistemática a detener el hambre y la malnutrición asociada a los conflictos. Este documento informativo presenta tres propuestas sobre cómo el Consejo de Seguridad de la ONU y los Estados Miembros de la ONU pueden implementar la Resolución 2417 y también ir más allá de ésta para ayudar a revertir el crecimiento del hambre y la desnutrición asociada al conflicto.

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